José llegó puntual a buscarla, con una rosa, como siempre.
Tocaba cine, así que compró un bol enorme de roscas y una bebida gigante con dos pajitas, dispuestos a ver la típica comedia romántica.
Al salir, pasearon por el parque, con un helado de tres bolas de vainilla, manchándose la nariz el uno al otro. Comieron pipas bajo los árboles, vieron el atardecer, se hicieron arrumacos y demás pasteladas.
Cenaron en un romántico y lujoso restaurante. Consomé de bogavante, ossobuco, Möet Chandon...
Después la llevó de vuelta al puticlub y le pagó por sus servicios. LLegó cansado a casa, se folló a su mujer y durmió.
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"Si es que somos ejemplos a no seguir..."